SAN DANIEL

El martirio de St. Berard y sus compañeros en 1219, había invitado, a muchos religiosos de la Orden de Frailes Menores, con el deseo de predicar el Evangelio en tierras paganas, a ir al continente africano.

En 1227, el año siguiente a la muerte de San Francisco de Asís, seis religiosos de la región de la Toscana, en Italia: Ángelo, Samuel, Dónulo, León, Hugolino, y Nicolás, solicitaron al Hermano Elías de Cortona, entonces Vicario General de la Orden Franciscana, permiso para predicar el Evangelio a los paganos que habitaban el Norte de África.

Los seis misioneros fueron primero a España donde se unieron a Daniel, Ministro Provincial de Calabria que fue su superior y les esperaba para dirigirse hacia Ceuta. Momentos antes de embarcar San Daniel desde Belvedere Marittimo (su ciudad natal) hacia Tarragona donde esperaría a sus compañeros y después se dirigirían todos juntos hacia la ciudad de Ceuta, para cumplir su deseo de proclamar el Evangelio a los infieles y alcanzar la palma del martirio, sus hermanas y sus conciudadanos le rogaron insistentemente que antes de partir les dejase algún recuerdo. Y San Daniel, tomando en sus manos un sarmiento y entregándoselo, pronunció estas proféticas palabras: "Plantad este sarmiento y será la riqueza de esta región. Y así sucedió, efectivamente, porque la mayor parte de la riqueza de Belvedere Marittimo, pueblo natal del Santo, la constituyen sus hermosos viñedos.

Existe otro milagro atribuido al Santo Mártir que, impaciente por la partida de la embarcación que había de llevarle a tierras de Ceuta, y observando cómo los tripulantes la demoraban por tener que aprovisionarse de la necesaria e imprescindible agua potable, les dijo: "Cavad aquí y encontraréis agua", y obedeciendo aquellos marineros empezó a brotar, ante el asombro de todos, un abundante y cristalino chorro de agua.

San Daniel y sus compañeros partieron en barco desde Tarragona el 20 septiembre de 1227, alcanzando las costas de Africa donde permanecieron durante unos días en un pequeño pueblo habitado principalmente por comerciantes cristianos, en las cercanías de las murallas de la ciudad de Ceuta.

Finalmente, muy temprano el domingo por la mañana, entraron en la ciudad, e inmediatamente empezaron a predicar el Evangelio. Pronto fueron aprehendidos y llevados a presencia del gobernador Arbaldo quien, pensando que estaban locos, ordenó encerrarlos en prisión. Ocho días estuvieron nuestros Mártires encarcelados en inmundas y oscuras mazmorras, recibiendo, sin duda, toda clase de tormentos, injurias y vejaciones.

Es en prisión donde tuvo lugar un prodigio con el que Dios quiso patentizar la virtud y santidad de los siete frailes menores, haciendo que las mazmorras se inundaran de luz y esplendor, que se rompieran las gruesas cadenas que atenazaban sus manos y sus pies, mientras ellos, con cánticos jubilosos, alababan y bendecían a Dios. Los guardias que presenciaron dicho prodigio huyeron temerosos para relatárselo al gobernador, quien quiso personalmente comprobar si eran ciertas las extrañas noticias que sus carceleros les anunciaban.

Cuando el gobernador Arbaldo constató que la verdad se ajustaba a lo referido, pensó que los santos eran unos magos y lo ocurrido obra de hechiceros y superchería, por lo que ordenó que fueran trasladados a su palacio, y mediante promesas y amenazas, se esforzó en vano por hacerles negar la religión cristiana. Arbaldo, agotados todos los medios de persuasión que tenia su alcance, lleno de ira ante la inconmovible constancia de los Mártires, decretó inmediatamente la sentencia de muerte, por lo que recibieron la palma del martirio el domingo 10 de octubre de 1227. Cada uno se acercó a Daniel, su superior pidiéndole su bendición y su permiso para morir por Cristo. Todos fueron decapitados en el lugar que se conoce como la Playa de la Sangre, justo donde hoy día se encuentra el colegio de San Daniel. San Daniel y sus compañeros fueron canonizados por el papa Leon X en 1516.

Se desconoce el lugar donde los cristianos depositaron a San Daniel y sus Compañeros después de su martirio, pero se supone que reposan en nuestra tierra. Sus sagradas reliquias se conservan en la Santa Iglesia Catedral, en un relicario que en sus Fiestas Patronales se muestra a todos los fieles para su veneración.

Por todo lo acontecido anteriormente fueron proclamados como los Santos Patrones de la ciudad de Ceuta y cada año se celebran en el mes de octubre las Fiestas Patronales en su honor para que se les recuerde y honre siempre en nuestra ciudad.


Historia A. Correa